Desde el martes hay que observar a los novatos (a Doncic), a las historias de equipos y jugadores que sorprendan durante estos meses, a la evolución del estilo de juego de la liga y a lo obligado: LeBron James de púrpura y oro. Pese a los 33 años de James, ha firmado por cuatro esperando que el proyecto que inició Magic Johnson hace meses toque techo durante ese periodo. LeBron lleva siete años seguidos jugando la final de la NBA y los Cavaliers son favoritos para repetir, ante el desequilibrio entre el pobre Este y el salvaje Oeste, agravado con las mudanzas de all-stars como Paul George, Jimmy Butler, Carmelo Anthony o Paul Millsap. Warriors, Rockets, Jazz y Thunder parten como favoritos para las cuatro primeras posiciones, camiseta nba golden state warriors curry pero para LeBron ahora hay algo mucho más importante que la clasificación: el legado. Los Warriors, a por el tercer título consecutivo. Los Rockets ficharon a Paul para descargar a Harden de un peso que acabó por hundirlo en playoffs, y el técnico, al ser preguntado estos días por la perspectiva de enfrentarse a los Warriors, dejó una frase que acaso resuma las intenciones de todos: intentar aguantar su ritmo de anotación.
James Harden y Chris Paul en los Rockets. En su conferencia ya mencionamos a Harden, Paul y sus Rockets, los Jazz de Ricky y Mitchell o los Thunder de Westbrook. Decíamos que un equipo que tiene a estrellas como Russell Westbrook o James Harden en la cima de sus carreras no pueden plantearse un paso atrás, ni dejar pasar el tiempo. El culmen a una era de ensueño y el más que posible final de un equipo de fantasía. Cuando sonó el teléfono de Rich Paul, el agente ya sabía de quién era la llamada. Recuperar el MVP, que no gana desde 2013, devolver al equipo a unos Playoffs que no pisa desde hace cinco años y la llegada de otra estrella en verano convertiría su primer año, aún sin anillo ni final, en todo un éxito. Kevin Durant y Klay Thompson terminan contrato el próximo verano y es de esperar que Cousins, con la lesión superada, firme un nuevo gran acuerdo con otra franquicia.
La franquicia más famosa de la historia del baloncesto y el jugador que más cerca ha estado, y está, de la corona de Jordan. Desde que llegó Steve Kerr al banquillo en 2014, los Golden State Warriors han ganado más partidos que cualquier otro equipo de la historia en un periodo de tres años (ni siquiera los Chicago Bulls de Michael Jordan, donde jugó el propio Kerr). Opciones si el niño prodigio de los banquillos, Brad Stevens, logra engrasar a tiempo un equipo en el que cambiaron cuatro titulares y 10 jugadores de plantilla. Hasta que vuelva el diminuto base, Calderón tendrá su opción. Ese grupo al que había arrastrado hasta el séptimo partido con una determinación animal en los dos anteriores asaltos. Dice que quería crecer lejos de la sombra de LeBron, aunque jugara tres finales en tres años y otros dicen que ante la posible salida de James en 2018 ha querido ser el primero en coger la puerta. Y ninguno de sus cuatro pilares, todos entre los 20 mejores de la NBA, pasa de 29 años. Descolgó y desde el otro lado sonaron las cuatro palabras que han cambiado la NBA tal y como la conocemos: «Llama a los Lakers».
Aquello sentó como una alta traición, aunque en siete temporadas Cleveland sólo le hubiera rodeado de medianías y estrellas pasadas de fecha. De las ganas de sus estrellas por seguir juntas y acumular éxitos dependerá su futuro y, por ende, el de la NBA, casi vista para sentencia al inicio de año. Así aprovecha el crecimiento económico de la NBA, y sobre todo mantiene en su mano la amenaza de una nueva salida. Una unión que va mucho más allá de lo estrictamente deportivo, más allá de evitar el tercer título seguido de los Golden State Warriors o de regalarle a James su cuarto anillo de campeón de la NBA. De lo que consiga hacer con los Lakers dependerá su adiós de la NBA. Un arsenal con el que superó una y otra vez la excelente defensa de Klay Thompson, con el que cimentó la extraordinaria actuación del quinto partido y con el que encaró a Stephen Curry para anotar el triple que decidió las Finales. De la tabula rasa sólo quedó Kyrie Irving, su más estrecho colaborador en estas Finales. La principal moneda de cambio por Irving, Isaiah Thomas, estará meses de baja por una lesión de cadera, aunque ganan profundidad y veteranía con Wade, Derrick Rose y Jae Crowder.
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